viernes, 26 de diciembre de 2008

Las comidas navideñas


Por una vez y sin que sirva de precedente voy a hablar de comidas. Al final todos terminamos hablando de lo mismo, de ahí el éxito de los blogs de recetas culinarias.

Después de la cena de Nochebuena y de la comida de Navidad uno debe recuperarse de tan excelentes manjares consumidos.

Para la cena de Nochebuena la cosa empezó con los embutidos ibéricos, la variedad de quesos (cabra, brie, manchego, azul, de nueces, etc), los patés y el jamón con cabello de ángel, todo ello regado con un Canforrales crianza (magnífico vino manchego).

La continuación no se queda corta, un magnífico puding de merluza acompañado con cigalas que hubo que "repescar" en el fregadero debido a los saltos que pegaban antes de meterlas en la olla y de quisquillas de las grandes, esta vez acompañado de un Marina Alta (blanco excelente).

La cosa no quedó ahí y seguidamente apareció en la mesa un rollo de pollo con relleno de jamón york, queso y ya no sé que más, la cuestión es que estaba estupendo.

Los postres ya se sabe, tradicionales turrones y polvorones con mazapán de Moratalla, regados eso sí con un excelente cava manchego (Barón de Oviñal) oriundo de Fuente Álamo, de burbuja fina y que no tiene nada que envidiar no ya a los catalanes sino a los champagnes franceses.

Que quiere que les diga de la comida del día de Navidad, una continuación de la noche anterior. El cocido con pelotas aderezado con chorizo, garreta, pollo y garbanzos de Pedrosillo (pequeños pero grandes en sabor y finura) fue una auténtica delicia.

Es obvio que el día 26 es de descanso total en cuestión gastronómica y por supuesto ración doble de caminata a ritmo.

Y después de lo descrito, un recuerdo a los Neandertalensis que aunque de forma menos sofisticada seguro que se ponían morados de carne.


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